05 abril 2008

III. LOS ANTIGUOS CONCEJOS: Gobierno y Administración

Su origen estuvo en el Concilium romano, institución que fue recogida, utilizada y conservada por la iglesia visigoda, la cual la pasó después al pueblo. Su devenir, ya con el nombre de Concejo, fue en términos generales el siguiente:

Por disposición legal, todos los lugares, villas y ciudades debían tener su propio Concejo el cual debía estar regido por un mínimo de dos Regidores, los cuales eran asistidos por toda una serie de oficiales como eran el alcalde de hermandad, guarda de panes, guarda de montes, depositario de las alhajas del Concejo, procurador general o síndico, etc. Aunque los tales concejos bien pudieron gobernarse en un principio por costumbres, debían regirse por los textos legales de cada época y en todo caso por sus propias ordenanzas, no impuestas por los señores jurisdiccionales sino redactadas por los propios concejos, normalmente ante el correspondiente escribano de número o el más cercano que era quien las escribía, remitidas después al Señor jurisdiccional para su visto bueno o reparo y que en todo caso debían ser elevadas al Supremo Consejo de Castilla para su definitiva aprobación.
En estas ordenanzas concejiles (no municipales porque la institución del municipio no se constituyó hasta comienzo del siglo XIX) se regulaban todos los aspectos relativos a la vida en comunidad de los correspondientes pueblos de forma que a través de ellas podemos conocer sus antiguas instituciones y costumbres, muchas de ellas comunes a todos los pueblos maragatos aunque con variantes enriquecedoras.
Dichas ordenanzas atribuían al Concejo y Regidores unas competencias tan grandes que a veces llegaban a desbordar su ámbito administrativo. Aunque no formaba parte del Concejo la persona que impartía la justicia en nombre del Señor jurisdiccional (bajo el nombre de juez ordinario o merino) sí estaba presente en él en ciertos casos.
Expuesto lo anterior, continuaremos otro día exponiendo diferentes instituciones y costumbres de los pueblos maragatos, comparando las comunes entre sí.